* ASAMBLEA DIOCESANA DE ORACION CARISMATICA. ROTATIVA EN DIVERSAS PARROQUIAS. INICIA CON LA SANTA MISA DE LAS 6 P. M.

domingo, 2 de febrero de 2014

EL PAPA CON LA RENOVACION CARISMATICA


El Papa es muy carismático
 Autor: Jesús García 
  Tomado del blog: religionenlibertad.com
Tenemos un Papa carismático. No me refiero a que los católicos tenemos en Francisco al líder más popular de la Tierra, sino a su sensibilidad hacia esa corriente de gracia de la Iglesia que es la Renovación Carismática, “movimiento” sin fundador y sin estatutos del que beben cientos de millones de fieles católicos en el mundo, introduciéndose en la relación con el Espíritu Santo y dando "uso" a sus carismas. Pero antes, vamos el Papa carismático ante el mundo.

En menos de un año, nuestro Papa, el Vicario de Cristo en la Tierra, el sucesor de Pedro, ha copado las portadas de algunas de las revistas más influyentes y leídas del mundo, casi siempre en sus ediciones americanas.
Así, la revista Time salió a quiosco con la efigie de Francisco en dos ocasiones, una de ellas tras nombrarle Hombre del Año, nombramiento que le otorgaron también en Vanity Fair y en The Advocate, edición esta última distribuida sobre todo entre hombres de tendencia homosexual, población que vio un guiño de comprensión en él cuando, refiriéndose a ellos, dijo:”Quien soy yo para juzgarles”. Esta cita le valió al Papa, junto a una caricatura amable en este caso, otra importante portada más: la de The New Yorker.

La revista Esquire nombró a nuestro Papa el Hombre más Interesante del Mundo, y en cabecera de Forbes acompañó a una foto suya la cita: “Hay 7.200 millones de personas en el mundo, pero solo importan 72”.

La colección de covers del Papa ha llegado a su punto más icónico con el numero de febrero Rolling Stone. Si bien el contenido del artículo comete el error de atacar a su predecesor en la Cátedra de Pedro para ensalzarlo a él, hay que reconocer que da cierto gustillo ver cómo este Papa está logrando hacerse tan presente en el fango para evangelizar en un mundo lleno de fango. Y qué narices, que es la portada de Rolling Stone, o lo que es lo mismo, el Papa ha logrado ser recibido en su casa por los publicanos y pecadores.

Sí, me ha llegado por diferentes canales el horror que supone a algunos católicos que el Papa sea “elogiado” por los que ellos han decidido que sean “nuestros enemigos”, pero qué queréis que os diga. Es ahí, en medio del mundo, donde se tiene que hacer presente el mensaje de la Redención. ya que el Señor no vino por los sanos sino por nosotros, los enfermos.

Ahora hablemos de la simpatía del Papa por el movimiento carismático y de los carismas del Espíritu Santo

La primera vez que tuve contacto con la Renovación, durante cinco minutos creí estar participando de algo prohibido por la iglesia, de algo satánico. No me avergüenza reconcerlo. Lo pensé. ¡Qué atrevida es la ignorancia! Yo, que había recibido una nada desdeñable formación católica, me había convertido en un repartidor de verdades y mentiras, y a estos, a los carismáticos, les tocó la china. ¿Sabeis por qué? Lo que me hizo saltar todas las alarmas ante “esta gente” fue su alegría. La alegría con la que celebraban la Eucaristía, en la que incluso bailaban ante el altar, gritaban al escuchar la Palabra y se postraban en el suelo para adorar en el momento de la Consagraciónm me hizo ponerme a la defensiva. ¡Qué pobreza.! Era algo exagerado para mi cabecita estrecha. Pero era problema mío, y no de ellos.

Le pregunté a un sacerdote por qué manifestaban tanta alegría, con tanta efusividad, ante Cristo Eucaristía. Si no era mejor ser un poco menos expresivos. Entonces, me llevó al capítulo 6 del Segundo Libro de Samuel: “David iba vestido con un efod de lino, y danzaba con todas sus fuerzas, y tanto él como todos los israelitas llevaban el arca del Señor entre gritos de alegría y toque de trompetas”. A continuación, el cura que me acompañaba me leyó otra cita más, que iba dirigida a mí en esta ocasión: “Cuando el arca del Señor llegó a la Ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, se asomó a la ventana; y al ver al rey David saltando y bailando delante del Señor, sintió un profundo desprecio por él”. Continua el relato bíblico diciendo: “Mical, la hija de Saúl, salió a recibirlo y le dijo: “¡Qué bien ha quedado hoy el rey de Israel, mostrándose delante de las esclavas de sus criados como un desvergonzado cualquiera!”.
David le respondió: “Es verdad; he estado bailando, pero ha sido delante del Señor, que me escogió en lugar de tu padre y de toda tu familia para ser el jefe de su pueblo, Israel. Por eso bailo delante de él. Y aún me humillaré más que ahora; me rebajaré, según tu opinión, pero seré honrado por esas mismas esclavas de que tú hablas”. Y Mical no tuvo hijos en toda su vida”.

La mayor manifestación de alabanza a Dios, con bailes y gritos de alegría ante el altar eucarístico, lo viví unos meses después en el Festival de Jóvenes de Medjugorje, el famoso Pueblo de las Conversiones, que no sé si de las apariciones. En aquel Festival es muy complicado no participar como un único cuerpo de una fiesta que alaba a Dios con todo su cuerpo, con todo su corazón, humillándose ante los sabios del mundo, ofreciéndole al Señor bailes y cánticos de enorme alegría. Esas palabras del Libro de Samuel tomaron forma en mi corazón en Medjugorje, el pueblo maldito.

La Renovación Carismática católica nació en 1967, en la Universidad Católica de Duquesne, Pitsburg. Durante un fin de semana, un grupo de alumnos y profesores se reunieron para celebrar un retiro espiritual en el que el Espíritu Santo se manifestó de manera asombrosa, tangible y contundente, como en las páginas del Evangelio. Nunca se ha sabido con precisión a qué se refieren los participantes de aquel retiro, una treintena de personas, pero el inicio de la Renovación siempre ha quedado marcado con el denominado Fin de Semana de Duquesne. “Lo que allí sucedió es que el Espíritu Santo, que está vivo, fue invocado y se manifestó” es de lo más que les puedes sacar a ese puñado de chavales y profesores que recibieron el de lenguas, el de sanación, y otros muchos dones y carismas que están descritos en la Biblia.

Los chicos que de allí salieron tenían el fuego apostólico de Pentecostés. Así se conoce a la Renovación como un Nuevo Pentecostés. Así, en 1972, el cardenal Suenens, Arzobispo de Bruselas, acuñó aquella definición que ha quedado para la Historia: “La Renovación no es un movimiento de la Iglesia, sino más bien es el Espíritu Santo en movimiento”. El Señor confirmó la unción de aquellos chavales universitarios y profesores con la manifestación de numerosos carismas a través de su oración, de su imposición de manos, siempre invocando a Cristo, nuestro Señor, y no a Belcebú, del que hay quienes sospechan que vienen todos estos poderes, como en el pasaje evangélico.

La Renovación se extendió con enorme rapidez por Estados Unidos y Latinoamérica, empapando también a comunidades protestantes. De allí nos han llegado algunas de las más asombrosas historias relacionadas con la Renovación Carismática, como la del padre Emiliano Tardiff, misionero canadiense que fue sanado en la República Dominicana de una tubércolis cuando accedió a que un grupo de la Renovación orase sobre él, estando ya deshauciado. Su historia no es una historia. Es un historión. El padre Emiliano recibió el don de sanación, y lo puso al servicio del Señor. ¡Vaya que si se puso! Pasó el resto de su vida, casi treinta años, viajando por el mundo entero. ¡Llenaba estadios! Los llenaba predicando el Evangelio, e invocando el poder de Cristo, curaba por centenares a los enfermos que acudían a él, deshauciados por sus médicos. La historia del padre Emliano se puede leer en el libro titulado “Jesús está vivo”.

La Renovación no tiene en realidad un fundador. Tampoco tiene unos estatutos. Bueno, en España, sí. Aquí si eres de la Renovación, tienes que aclarar si eres de los de “con estatutos" o de los de “sin estatutos”. Spain is diferent.

La misma cita del Segundo Libro de Samuel que utilizó mi querido amigo el padre Carlos, para explicarme el asunto de la alabanza ante Dios, es la que ha utilizado el papa Francisco esta semana para explicarnos que la alabanza no es sólo cosa de los carismáticos. “¿Gritas un gol pero no alabas fuerte a Dios?”, preguntó el Santo Padre en Santa Marta. “¡La oración de alabanza es una oración cristiana para todos nosotros!”, exclamó. “La alegría de la alabanza nos lleva a la alegría de la fiesta”, dijo el Papa recordándome esa alegría que percibí como peligrosa en mi primer contacto con la Renovación.

Gracias a Dios el impulso del corazón, un impulso de mostrar mi alegría fuertemente ante la presencia de Dios, ahuyentó mis miedos y mi vergüenza y pude participar de los dones del Espíritu Santo con toda mi emoción, sin corsés ni remilgos, gracias a los valientes que en España han sido humillados, como lo fue David, por ser y vivir de la Renovación.

El Vaticano anunció un día después de la homilía citada del Papa, que Su Santidad participará el próximo mes de junio en la Asamblea Nacional de la Renovación Carismática de Italia, que se celebrará en un Estadio Olímpico de Roma abarrotado de gente alabando a Dios con todo su corazón, con su cuerpo. ¿Veremos al Papa entonces danzar sin vergüenza delante del altar? Apuesto a que esto le vale alguna portada más. Es lo que tiene ser un Papa muy carismático.

Gracias, Santo Padre, y gracias a Dios por la Renovación.